Se ha comprobado a menudo, y a veces se ha señalado, que el individuo procura lograr la consistencia dentro de sí mismo. sus opiniones y actitudes, por ejemplo, suelen existir en grupos que son interiormente consistentes. Claro está que hay sus excepciones probablemente. Una persona puede pensar que los negros son iguales que los blancos y, sin embargo, no querer vivir en la compañía de ellos; o puede opinar que los niños deben estar callados y sin molestar pero al mismo tiempo estar muy orgullosa de que sus hijos se porten de manera agresiva y de que capten así la atención de las personas mayores que visitan su casa. Que se den dichas incoherencias puede parecernos hasta algo teatral. En primer lugar porque atraen nuestro interés y, en segundo lugar, porque se alzan en agudo contraste contra el telón de fondo de la consistencia. lo que es una verdad innegable es que las opiniones y las actitudes de una persona sosn consonantes las unas con las otras.
Hay el mismo modo de consistencia entre lo que una persona sabe o cree y lo que hace. por ejemplo un sujeto que cree que la educación universitaria es buena, probablemente alentará a sus hijos a educarse en la universidad; un joven que sabe que va a se castigado por una falta determinada, tratará de no cometerla o, por lo menos, de que no lo descubran. Esto no debe sorprendernos; es una regla general, que ya la damos por sabida. Una vez más, lo que atrae nuestro interés son las excepciones y no la conducta normal.
Suponiendo que la consistencia es lo normal, ¿qué sucede con las excepciones que enseguida vienen a nuestra imaginación? Sólo de vez en cuando, si es que ello sucede alguna vez, se da el caso de que la persona en cuestión las acepte como inconsistencias. Lo común es tratar con más o menos suerte de racionalizar estas inconsistencias.
Pero hay personas que no siempre tienen la misma suerte en racionalizar sus inconsistencias. Por una o por otra razón, los intentos para conseguir la consistencia pueden fracasar. Entonces, sencillamente, lo que pasa es que la inconsistencia sigue existiendo. En estas circunstancias, es decir, ante una incoherencia así, hay una incómodida psicológica.
Leon Festinger, ha sustituido la palabra inconsistencia por un término con una connotación menos lógica, la palabra "disonancia". igualmente ha sustituido la palabra consistencia por un término más neutral, que es "consonacia".
Las hipótesis básicas que quiere formular son las siguientes: 1) La existencia de la disonancia, siendo así que es psicológicamente incómoda, hace que la persona trate de reducirla y de lograr la consonancia. 2) Cuando la disonancia está presente, además de intentar reducirla, la persona evita activamente las situaciones e informaciones que podrían probablemente aumentarla.
En resumen, se quiere afirmar que la disonancia, o sea la existencia de relaciones entre cogniciones que no concuerdan, es un factor de la motivación, y lo es por derecho propio. el término cognición, quiere expresar cualquier conocimiento, opinión o creencia sobre el medio, sobre uno mismo, o sobre la propia conducta. La disonancia cognitiva es una condición antecedente que nos lleva hacia una actividad dirigida a la reducción de la disonancioa; del mismo modo que el hambre nos lleva a una serie de actos que se orientan hacia quitar el hambre.
Extracto
de la obra de León Festinger: Teoría de la disonancia Cognitiva, por A.
Ovejero. En Psicothema, 1993, vol. 5, n° 1, pp.201-206. Consultado en: http://www.psicothema.com/pdf/873.pdf
La disonancia cognitiva, una
fuente de malestar psicológico
La
teoría de la Disonancia
Cognitiva fue enunciada por Leon Festinger en 1957, considerándose
desde entonces una de las más importantes y de mayor aplicación dentro del
campo de la Psicología Social. Según reveló el propio Festinger,
fueron los resultados de otros autores que investigaban sobre los rumores los
que le llevaron a la idea que supuso el eje central en todo el desarrollo
posterior de su teoría, es decir, que las personas necesitan una justificación
de sus creencias y de su conducta.
La
teoría de Festinger supuso un gran acontecimiento para los psicólogos del momento, ya que rebatió algunos
de los principios fundamentales del conductismo,
poniendo en duda la utilidad del refuerzo para modificar las actitudes. Además
fue una teoría muy novedosa, al formular una serie de postulados apoyados en
una cuidadosa experimentación, que demostraron cómo la conducta cambia las creencias y las actitudes.
Conceptualmente,
la disonancia se puede definir como una experiencia psicológicamente
desagradable, que va acompañada de cierta ansiedad e inquietud, y que
está provocada por la inconsistencia entre cogniciones.
La
idea de cognición a la que alude Festinger en su teoría es muy amplia,
entendiéndose como tal, cualquier conocimiento, opinión o creencia sobre el
medio, sobre uno mismo, o sobre la propia conducta. De este modo, se considera
cualquier elemento de cognición, tanto lo que una persona sabe sobre sí misma,
como percepciones, actitudes, creencias o sentimientos sobre el entorno físico
o sobre otras personas o grupos. Precisamente es esa generalidad en el
planteamiento de la teoría lo que ha hecho que sea aplicable a muchos de los
tópicos de los que se ocupa la Psicología y que implican procesos relacionados
con cognición, motivación y emoción.
Los
elementos de cognición sobre los que se articula la teoría se refieren siempre
a aspectos que reflejan realidades físicas, sociales o psicológicas. No
obstante, hay que hacer hincapié en que se trata de una visión de la realidad
subjetiva y propia de cada persona. En este sentido, la persona puede vivir el
contenido de esas cogniciones como real, aunque objetivamente no lo sea.
La disonancia puede surgir por múltiples causas.
Una de ellas es la inconsistencia lógica entre creencias porque son
contradictorias. Por ejemplo, en aquellas ocasiones en que una persona
contrapone las ideas sobre el origen del mundo descritas en la Biblia con las procedentes de las teorías de la evolución. Otra causa
frecuente de la disonancia tiene su origen en convencionalismos sociales. Ese
sería el caso de una persona que asiste con ropa inadecuada a una recepción en
la se exige traje de gala. Dado que su conducta no es consonante con lo que la
cultura ha determinado como conveniente en esa situación, es fácil que
experimente disonancia. Asimismo, cada vez que una persona actúa en contra de
actitudes previas, lo común es que experimente disonancia, como en el caso de
una persona que se considera ecologista y no recicla los desperdicios.
La magnitud de la disonancia o, lo que es lo mismo,
el mayor o menor grado de malestar
psicológico, depende de la relación entre diferentes cogniciones. Que
esa relación entre elementos de conocimiento sea más o menos disonante viene
determinado, fundamentalmente, por dos factores:
- La
proporción de cogniciones disonantes en relación con las cogniciones
consonantes.
- La
importancia de cada una de esas cogniciones para la persona.
Como ya se ha mencionado anteriormente, una vez que
ha aparecido la disonancia, la persona intentará reducirla para recuperar el bienestar psicológico. La motivación para reducir la disonancia
va a depender de la intensidad con la que se manifieste. De este modo, cuanto
mayor sea el malestar psicológico, mayor será el empeño en disminuir esa
incomodidad.
De entre todas las alternativas existentes para
reducir la disonancia cognitiva, el ser humano tiende a escoger aquella que
personalmente le resulta más sencilla y eficaz en un determinado momento. En
general dichas alternativas son las siguientes:
- Eliminar
cogniciones disonantes.
- Añadir
cogniciones consonantes.
- Reducir
la importancia de las cogniciones disonantes.
- Aumentar
la importancia de las cogniciones consonantes.
Que los seres humanos cambien unos elementos u
otros depende de la resistencia al cambio de cada uno de ellos. El factor más
importante para la resistencia al cambio es que la cognición se corresponda con
la realidad, ya que resulta muy difícil modificar creencias que surgen de la
evidencia o que se relacionan con el ambiente, cuando la realidad es clara e
inequívoca.
La
Teoría de la disonancia cognitiva está muy influenciada por los factores
socioculturales. De hecho, en muchas ocasiones, la realidad no es una verdad
clara, sino que se trata de algún asunto establecido socialmente y por común
acuerdo con otras personas. En este tipo de situaciones, encontrar a otras
personas que apoyen las nuevas cogniciones puede ser una forma de reducir la
disonancia. Por ejemplo, tomando el caso de una persona que deja de creer en
las consignas del líder de su
partido y modifica sus convicciones respecto a la capacitación de ese individuo
para ejercer su puesto. Si esa persona encuentra otros miembros del partido que
apoyen ese cambio en sus opiniones sobre el líder, le será más fácil reducir la
disonancia producida por su cambio de actitud.
En
aquellas ocasiones en que la disonancia se produce como resultado de haber
realizado una conducta contraria a una determinada actitud, modificar esa
conducta es la forma más eficaz de reducir la disonancia. No obstante hay una
serie de circunstancias que dificultan el cambio de acciones, entre las que
destacan las siguientes:
- Cuando
modificar la acción genera algún tipo de pérdida. Un ejemplo sería el caso
de un empleado de una empresa que realiza un exceso de llamadas
telefónicas privadas. La disonancia surge de su conciencia de cometer una
acción poco ética que puede costarle el empleo y de su constatación de que
se está beneficiando y ahorrando una suma de dinero. En un caso así, la
resistencia al cambio se explica por la magnitud de la pérdida que dicho
cambio provocaría.
- Cuando
la conducta es muy satisfactoria, y lo sería plenamente de no ser por la
disonancia. Un ejemplo sería el de un ludópata que obtiene una gran
satisfacción cuando la conducta está presente, aunque le provoque
disonancia el tener que afrontar las consecuencias que le acarrea el
juego.
- Cuando
el cambio es imposible, por tratarse de conductas que la persona no tiene
en su repertorio de habilidades o porque las conductas no se hallan bajo
el control voluntario del sujeto.
Finalmente, se puede afirmar que, en determinadas
ocasiones, el malestar psicológico producido por la disonancia cognitiva
requiere la intervención del psicólogo. En estos casos, el profesional ayuda a
detectar la disonancia cognitiva y proporciona habilidades necesarias para que
el sujeto deje de actuar en base a este fenómeno y comience a tomar las riendas
de su propia vida.
Información consultada en:
Fundamentos de la Teoría
Cognición: Conocimiento que la persona tiene sobre sí misma,
sobre su conducta manifiesta o sobre su entorno. Son creencias que la persona
experimenta como reales (no necesariamente lo son), y que pueden referirse a
una realidad física, psicológica o social: De ahí deducimos la importancia de
la conducta que la persona ha realizado, como elemento del que no se puede
negarse su realidad.
Según esto, las opiniones que una persona sostiene
(a no ser cosas incuestionablemente reales), no serían elementos de
conocimiento según ésta conceptualización que Festinger hace de la cognición.
Festinger, sustituye el concepto de inconsistencia
por el de disonancia (debe entenderse como un factor emocional y no cognitivo).
La disonancia tiene un componente de activación fisiológica que produce
sensaciones desagradables: motiva el cambio para buscar la coherencia ó reducción de la disonancia.
Entre dos elementos de conocimiento, pueden existir
3 tipos de relaciones:
- Irrelevantes: no tienen nada que ver uno
con otro.
- Relevantes: importantes el uno para el
otro. Serán disonantes cuando uno es contradictorio o incoherente con el
otro (A no supone siempre B).
- Consonantes: Cuando, considerados
aisladamente, de uno de ellos se puede inferir el otro.
A veces, la disonancia entre elementos, proviene de
las normas sociales Þ pueden ser incoherentes en una cultura y no en otra.
La disonancia también puede surgir cuando hay
incoherencia entre una actitud general y otra más concreta, que se supone que
es característica fundamental de la actitud general (ser ecologista y
contaminar).
No es la incoherencia entre cogniciones lo que va a
motivar el cambio sino el malestar
psicológico que se vive como tensión.
No se busca la consistencia cognitiva sino la
recuperación del bienestar psicológico.
Magnitud de la disonancia
La elección entre 2 alternativas factibles pero
excluyentes, es una de las situaciones en las que siempre aparece disonancia:
Cada vez que una persona decide entre conductas alternativas, existen
cogniciones que justificarían el haber hecho lo contrario: aparece la
disonancia.
El grado de disonancia que una persona experimenta
depende de:
- La importancia
de los elementos cognitivos para la persona. La disonancia aumenta según
aumenta la importancia que concedemos a los elementos disonantes (Una
persona que aprecie el orden, experimentará disonancia si no ordena su
cuarto).
- La
proporción de elementos cognitivos disonantes en relación con los
consonantes: A mayor proporción de elementos disonantes mayor consonancia.
Reducción de la disonancia
La motivación para reducir la disonancia depende
del grado o intensidad con la que se manifiesta: Cuanto mayor sea la
experiencia de inquietud psicológica, mayor será el interés por restablecer el
equilibrio.
Una vez que el sujeto se decide por una conducta
que es disonante con su actitud, existen 4 alternativas para reducir la
disonancia, entre las que se escogerá la que reduzca la disonancia de modo más
fácil y eficaz:
- a)
Cambiar uno de los elementos de forma que sean más coherentes entre sí
(retractarse de la conducta o modificar sus creencias o actitudes). Rara
vez se cambia el elemento conductual (no siempre es posible). Lo mas
sencillo es cambiar el elemento cognitivo.
- b) Cambiar
la importancia de los elementos (considerar que son más importantes
aquellas creencias que apoyan la conducta elegida).
- c) Añadir
nuevos elementos cognitivos consonantes con su conducta.
- d)
Reducir la inquietud recurriendo a tranquilizantes (actuando pues
sobre aspectos fisiológicos).
Consultado en:
http://www.psicologia-online.com/pir/teoria-de-la-disonancia-cognitiva.html
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